1Júzgame, oh Jehová, porque yo en mi integridad he andado; He confiado asimismo en Jehová sin titubear.
2Escudríñame, oh Jehová, y pruébame; Examina mis íntimos pensamientos y mi corazón.
3Porque tu misericordia está delante de mis ojos, Y ando en tu verdad.
4No me he sentado con hombres hipócritas, Ni entré con los que andan simuladamente.
5Aborrecí la reunión de los malignos, Y con los impíos nunca me senté.
6Lavaré en inocencia mis manos, Y así andaré alrededor de tu altar, oh Jehová,
7Para exclamar con voz de acción de gracias, Y para contar todas tus maravillas.
8Jehová, la habitación de tu casa he amado, Y el lugar de la morada de tu gloria.
9No arrebates con los pecadores mi alma, Ni mi vida con hombres sanguinarios,
10En cuyas manos está el mal, Y su diestra está llena de sobornos.
11Mas yo andaré en mi integridad; Redímeme, y ten misericordia de mí.
12Mi pie ha estado en rectitud; En las congregaciones bendeciré a Jehová.
1Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?
2Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron.
3Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado.
4Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.
5Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; Me ocultará en lo reservado de su morada; Sobre una roca me pondrá en alto.
6Luego levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean, Y yo sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de júbilo; Cantaré y entonaré alabanzas a Jehová.
7Oye, oh Jehová, mi voz con que a ti clamo; Ten misericordia de mí, y respóndeme.
8Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh Jehová;
9No escondas tu rostro de mí. No apartes con ira a tu siervo; Mi ayuda has sido. No me dejes ni me desampares, Dios de mi salvación.
10Aunque mi padre y mi madre me dejaran, Con todo, Jehová me recogerá.
11Enséñame, oh Jehová, tu camino, Y guíame por senda de rectitud A causa de mis enemigos.
12No me entregues a la voluntad de mis enemigos; Porque se han levantado contra mí testigos falsos, y los que respiran crueldad.
13Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová En la tierra de los vivientes.
14Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová
1A ti clamaré, oh Jehová. Roca mía, no te desentiendas de mí, Para que no sea yo, dejándome tú, Semejante a los que descienden al sepulcro.
2Oye la voz de mis ruegos cuando clamo a ti, Cuando alzo mis manos hacia tu santo templo.
3No me arrebates juntamente con los malos, Y con los que hacen iniquidad, Los cuales hablan paz con sus prójimos, Pero la maldad está en su corazón.
4Dales conforme a su obra, y conforme a la perversidad de sus hechos; Dales su merecido conforme a la obra de sus manos.
5Por cuanto no atendieron a los hechos de Jehová, Ni a la obra de sus manos, El los derribará, y no los edificará.
6Bendito sea Jehová, Que oyó la voz de mis ruegos.
7Jehová es mi fortaleza y mi escudo; En él confió mi corazón, y fui ayudado, Por lo que se gozó mi corazón, Y con mi cántico le alabaré.
8Jehová es la fortaleza de su pueblo, Y el refugio salvador de su ungido.
9Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad; Y pastoréales y susténtales para siempre
1Tributad a Jehová, oh hijos de los poderosos, Dad a Jehová la gloria y el poder.
2Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad.
3Voz de Jehová sobre las aguas; Truena el Dios de gloria, Jehová sobre las muchas aguas.
4Voz de Jehová con potencia; Voz de Jehová con gloria.
5Voz de Jehová que quebranta los cedros; Quebrantó Jehová los cedros del Líbano.
6Los hizo saltar como becerros; Al Líbano y al Sirión como hijos de búfalos.
7Voz de Jehová que derrama llamas de fuego;
8Voz de Jehová que hace temblar el desierto; Hace temblar Jehová el desierto de Cades.
9Voz de Jehová que desgaja las encinas, Y desnuda los bosques; En su templo todo proclama su gloria.
10Jehová preside en el diluvio, Y se sienta Jehová como rey para siempre.
11Jehová dará poder a su pueblo; Jehová bendecirá a su pueblo con paz.
1Te glorificaré, oh Jehová, porque me has exaltado, Y no permitiste que mis enemigos se alegraran de mí.
2Jehová Dios mío, A ti clamé, y me sanaste.
3Oh Jehová, hiciste subir mi alma del Seol; Me diste vida, para que no descendiese a la sepultura.
4Cantad a Jehová, vosotros sus santos, Y celebrad la memoria de su santidad.
5Porque un momento será su ira, Pero su favor dura toda la vida. Por la noche durará el lloro, Y a la mañana vendrá la alegría.
6En mi prosperidad dije yo: No seré jamás conmovido,
7Porque tú, Jehová, con tu favor me afirmaste como monte fuerte. Escondiste tu rostro, fui turbado.
8A ti, oh Jehová, clamaré, Y al Señor suplicaré.
9¿Qué provecho hay en mi muerte cuando descienda a la sepultura? ¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu verdad?
10Oye, oh Jehová, y ten misericordia de mí; Jehová, sé tú mi ayudador.
11Has cambiado mi lamento en baile; Desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría.
12Por tanto, a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado. Jehová Dios mío, te alabaré para siempre.
1En ti, oh Jehová, he confiado; no sea yo confundido jamás; Líbrame en tu justicia.
2Inclina a mí tu oído, líbrame pronto; Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme.
3Porque tú eres mi roca y mi castillo; Por tu nombre me guiarás y me encaminarás.
4Sácame de la red que han escondido para mí, Pues tú eres mi refugio.
5En tu mano encomiendo mi espíritu; Tú me has redimido, oh Jehová, Dios de verdad.
6Aborrezco a los que esperan en vanidades ilusorias; Mas yo en Jehová he esperado.
7Me gozaré y alegraré en tu misericordia, Porque has visto mi aflicción; Has conocido mi alma en las angustias.
8No me entregaste en mano del enemigo; Pusiste mis pies en lugar espacioso.
9Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy en angustia; Se han consumido de tristeza mis ojos, mi alma también y mi cuerpo.
10Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar; Se agotan mis fuerzas a causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido.
11De todos mis enemigos soy objeto de oprobio, Y de mis vecinos mucho más, y el horror de mis conocidos; Los que me ven fuera huyen de mí.
12He sido olvidado de su corazón como un muerto; He venido a ser como un vaso quebrado.
13Porque oigo la calumnia de muchos; El miedo me asalta por todas partes, Mientras consultan juntos contra mí E idean quitarme la vida.
14Mas yo en ti confío, oh Jehová; Digo: Tú eres mi Dios.
15En tu mano están mis tiempos; Líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores.
16Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo; Sálvame por tu misericordia.
17No sea yo avergonzado, oh Jehová, ya que te he invocado; Sean avergonzados los impíos, estén mudos en el Seol.
18Enmudezcan los labios mentirosos, Que hablan contra el justo cosas duras Con soberbia y menosprecio.
19¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, Que has mostrado a los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres!
20En lo secreto de tu presencia los esconderás de la conspiración del hombre; Los pondrás en un tabernáculo a cubierto de contención de lenguas.
21Bendito sea Jehová, Porque ha hecho maravillosa su misericordia para conmigo en ciudad fortificada.
22Decía yo en mi premura: Cortado soy de delante de tus ojos; Pero tú oíste la voz de mis ruegos cuando a ti clamaba.
23Amad a Jehová, todos vosotros sus santos; A los fieles guarda Jehová, Y paga abundantemente al que procede con soberbia.
24Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, Y tome aliento vuestro corazón.
1Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.
2Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay engaño.
3Mientras callé, se envejecieron mis huesos En mi gemir todo el día.
4Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; Se volvió mi verdor en sequedades de verano. Selah
5Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado. Selah
6Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado; Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él.
7Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; Con cánticos de liberación me rodearás. Selah
8Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos.
9No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, Que han de ser sujetados con cabestro y con freno, Porque si no, no se acercan a ti.
10Muchos dolores habrá para el impío; Mas al que espera en Jehová, le rodea la misericordia.
11Alegraos en Jehová y gozaos, justos; Y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón.
1Alegraos, oh justos, en Jehová; En los íntegros es hermosa la alabanza.
2Aclamad a Jehová con arpa; Cantadle con salterio y decacordio.
3Cantadle cántico nuevo; Hacedlo bien, tañendo con júbilo.
4Porque recta es la palabra de Jehová, Y toda su obra es hecha con fidelidad.
5El ama justicia y juicio; De la misericordia de Jehová está llena la tierra.
6Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, Y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca.
7El junta como montón las aguas del mar; El pone en depósitos los abismos.
8Tema a Jehová toda la tierra; Teman delante de él todos los habitantes del mundo.
9Porque él dijo, y fue hecho; El mandó, y existió.
10Jehová hace nulo el consejo de las naciones, Y frustra las maquinaciones de los pueblos.
11El consejo de Jehová permanecerá para siempre; Los pensamientos de su corazón por todas las generaciones.
12Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová, El pueblo que él escogió como heredad para sí.
13Desde los cielos miró Jehová; Vio a todos los hijos de los hombres;
14Desde el lugar de su morada miró Sobre todos los moradores de la tierra.
15El formó el corazón de todos ellos; Atento está a todas sus obras.
16El rey no se salva por la multitud del ejército, Ni escapa el valiente por la mucha fuerza.
17Vano para salvarse es el caballo; La grandeza de su fuerza a nadie podrá librar.
18He aquí el ojo de Jehová sobre los que le temen, Sobre los que esperan en su misericordia,
19Para librar sus almas de la muerte, Y para darles vida en tiempo de hambre.
20Nuestra alma espera a Jehová; Nuestra ayuda y nuestro escudo es él.
21Por tanto, en él se alegrará nuestro corazón, Porque en su santo nombre hemos confiado.
22Sea tu misericordia, oh Jehová, sobre nosotros, Según esperamos en ti.
1Bendeciré a Jehová en todo tiempo; Su alabanza estará de continuo en mi boca.
2En Jehová se gloriará mi alma; Lo oirán los mansos, y se alegrarán.
3Engrandeced a Jehová conmigo, Y exaltemos a una su nombre.
4Busqué a Jehová, y él me oyó, Y me libró de todos mis temores.
5Los que miraron a él fueron alumbrados, Y sus rostros no fueron avergonzados.
6Este pobre clamó, y le oyó Jehová, Y lo libró de todas sus angustias.
7El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, Y los defiende.
8Gustad, y ved que es bueno Jehová; Dichoso el hombre que confía en él.
9Temed a Jehová, vosotros sus santos, Pues nada falta a los que le temen.
10Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; Pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien.
11Venid, hijos, oídme; El temor de Jehová os enseñaré.
12¿Quién es el hombre que desea vida, Que desea muchos días para ver el bien?
13Guarda tu lengua del mal, Y tus labios de hablar engaño.
14Apártate del mal, y haz el bien; Busca la paz, y síguela.
15Los ojos de Jehová están sobre los justos, Y atentos sus oídos al clamor de ellos.
16La ira de Jehová contra los que hacen mal, Para cortar de la tierra la memoria de ellos.
17Claman los justos, y Jehová oye, Y los libra de todas sus angustias.
18Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; Y salva a los contritos de espíritu.
19Muchas son las aflicciones del justo, Pero de todas ellas le librará Jehová.
20El guarda todos sus huesos; Ni uno de ellos será quebrantado.
21Matará al malo la maldad, Y los que aborrecen al justo serán condenados.
22Jehová redime el alma de sus siervos, Y no serán condenados cuantos en él confían.
1Disputa, oh Jehová, con los que contra mí contienden; Pelea contra los que me combaten.
2Echa mano al escudo y al pavés, Y levántate en mi ayuda.
3Saca la lanza, cierra contra mis perseguidores; Di a mi alma: Yo soy tu salvación.
4Sean avergonzados y confundidos los que buscan mi vida; Sean vueltos atrás y avergonzados los que mi mal intentan.
5Sean como el tamo delante del viento, Y el ángel de Jehová los acose.
6Sea su camino tenebroso y resbaladizo, Y el ángel de Jehová los persiga.
7Porque sin causa escondieron para mí su red en un hoyo; Sin causa cavaron hoyo para mi alma.
8Véngale el quebrantamiento sin que lo sepa, Y la red que él escondió lo prenda; Con quebrantamiento caiga en ella.
9Entonces mi alma se alegrará en Jehová; Se regocijará en su salvación.
10Todos mis huesos dirán: Jehová, ¿quién como tú, Que libras al afligido del más fuerte que él, Y al pobre y menesteroso del que le despoja?
11Se levantan testigos malvados; De lo que no sé me preguntan;
12Me devuelven mal por bien, Para afligir a mi alma.
13Pero yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio; Afligí con ayuno mi alma, Y mi oración se volvía a mi seno.
14Como por mi compañero, como por mi hermano andaba; Como el que trae luto por madre, enlutado me humillaba.
15Pero ellos se alegraron en mi adversidad, y se juntaron; Se juntaron contra mí gentes despreciables, y yo no lo entendía; Me despedazaban sin descanso;
16Como lisonjeros, escarnecedores y truhanes, Crujieron contra mí sus dientes.
17Señor, ¿hasta cuándo verás esto? Rescata mi alma de sus destrucciones, mi vida de los leones.
18Te confesaré en grande congregación; Te alabaré entre numeroso pueblo.
19No se alegren de mí los que sin causa son mis enemigos, Ni los que me aborrecen sin causa guiñen el ojo.
20Porque no hablan paz; Y contra los mansos de la tierra piensan palabras engañosas.
21Ensancharon contra mí su boca; Dijeron: ¡Ea, ea, nuestros ojos lo han visto!
22Tú lo has visto, oh Jehová; no calles; Señor, no te alejes de mí.
23Muévete y despierta para hacerme justicia, Dios mío y Señor mío, para defender mi causa.
24Júzgame conforme a tu justicia, Jehová Dios mío, Y no se alegren de mí.
25No digan en su corazón: ¡Ea, alma nuestra! No digan: ¡Le hemos devorado!
26Sean avergonzados y confundidos a una los que de mi mal se alegran; Vístanse de vergüenza y de confusión los que se engrandecen contra mí.
27Canten y alégrense los que están a favor de mi justa causa, Y digan siempre: Sea exaltado Jehová, Que ama la paz de su siervo.
28Y mi lengua hablará de tu justicia Y de tu alabanza todo el día.
1La iniquidad del impío me dice al corazón: No hay temor de Dios delante de sus ojos.
2Se lisonjea, por tanto, en sus propios ojos, De que su iniquidad no será hallada y aborrecida.
3Las palabras de su boca son iniquidad y fraude; Ha dejado de ser cuerdo y de hacer el bien.
4Medita maldad sobre su cama; Está en camino no bueno, El mal no aborrece.
5Jehová, hasta los cielos llega tu misericordia, Y tu fidelidad alcanza hasta las nubes.
6Tu justicia es como los montes de Dios, Tus juicios, abismo grande. Oh Jehová, al hombre y al animal conservas.
7¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas.
8Serán completamente saciados de la grosura de tu casa, Y tú los abrevarás del torrente de tus delicias.
9Porque contigo está el manantial de la vida; En tu luz veremos la luz.
10Extiende tu misericordia a los que te conocen, Y tu justicia a los rectos de corazón.
11No venga pie de soberbia contra mí, Y mano de impíos no me mueva.
12Allí cayeron los hacedores de iniquidad; Fueron derribados, y no podrán levantarse.
1No te impacientes a causa de los malignos, Ni tengas envidia de los que hacen iniquidad.
2Porque como hierba serán pronto cortados, Y como la hierba verde se secarán.
3Confía en Jehová, y haz el bien; Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad.
4Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón.
5Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará.
6Exhibirá tu justicia como la luz, Y tu derecho como el mediodía.
7Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, Por el hombre que hace maldades.
8Deja la ira, y desecha el enojo; No te excites en manera alguna a hacer lo malo.
9Porque los malignos serán destruidos, Pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra.
10Pues de aquí a poco no existirá el malo; Observarás su lugar, y no estará allí.
11Pero los mansos heredarán la tierra, Y se recrearán con abundancia de paz.
12Maquina el impío contra el justo, Y cruje contra él sus dientes;
13El Señor se reirá de él; Porque ve que viene su día.
14Los impíos desenvainan espada y entesan su arco, Para derribar al pobre y al menesteroso, Para matar a los de recto proceder.
15Su espada entrará en su mismo corazón, Y su arco será quebrado.
16Mejor es lo poco del justo, Que las riquezas de muchos pecadores.
17Porque los brazos de los impíos serán quebrados; Mas el que sostiene a los justos es Jehová.
18Conoce Jehová los días de los perfectos, Y la heredad de ellos será para siempre.
19No serán avergonzados en el mal tiempo, Y en los días de hambre serán saciados.
20Mas los impíos perecerán, Y los enemigos de Jehová como la grasa de los carneros Serán consumidos; se disiparán como el humo.
21El impío toma prestado, y no paga; Mas el justo tiene misericordia, y da.
22Porque los benditos de él heredarán la tierra; Y los malditos de él serán destruidos.
23Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, Y él aprueba su camino.
24Cuando el hombre cayere, no quedará postrado, Porque Jehová sostiene su mano.
25Joven fui, y he envejecido, Y no he visto justo desamparado, Ni su descendencia que mendigue pan.
26En todo tiempo tiene misericordia, y presta; Y su descendencia es para bendición.
27Apártate del mal, y haz el bien, Y vivirás para siempre.
28Porque Jehová ama la rectitud, Y no desampara a sus santos. Para siempre serán guardados; Mas la descendencia de los impíos será destruida.
29Los justos heredarán la tierra, Y vivirán para siempre sobre ella.
30La boca del justo habla sabiduría, Y su lengua habla justicia.
31La ley de su Dios está en su corazón; Por tanto, sus pies no resbalarán.
32Acecha el impío al justo, Y procura matarlo.
33Jehová no lo dejará en sus manos, Ni lo condenará cuando le juzgaren.
34Espera en Jehová, y guarda su camino, Y él te exaltará para heredar la tierra; Cuando sean destruidos los pecadores, lo verás.
35Vi yo al impío sumamente enaltecido, Y que se extendía como laurel verde.
36Pero él pasó, y he aquí ya no estaba; Lo busqué, y no fue hallado.
37Considera al íntegro, y mira al justo; Porque hay un final dichoso para el hombre de paz.
38Mas los transgresores serán todos a una destruidos; La posteridad de los impíos será extinguida.
39Pero la salvación de los justos es de Jehová, Y él es su fortaleza en el tiempo de la angustia.
40Jehová los ayudará y los librará; Los libertará de los impíos, y los salvará, Por cuanto en él esperaron.
1Jehová, no me reprendas en tu furor, Ni me castigues en tu ira.
2Porque tus saetas cayeron sobre mí, Y sobre mí ha descendido tu mano.
3Nada hay sano en mi carne, a causa de tu ira; Ni hay paz en mis huesos, a causa de mi pecado.
4Porque mis iniquidades se han agravado sobre mi cabeza; Como carga pesada se han agravado sobre mí.
5Hieden y supuran mis llagas, A causa de mi locura.
6Estoy encorvado, estoy humillado en gran manera, Ando enlutado todo el día.
7Porque mis lomos están llenos de ardor, Y nada hay sano en mi carne.
8Estoy debilitado y molido en gran manera; Gimo a causa de la conmoción de mi corazón.
9Señor, delante de ti están todos mis deseos, Y mi suspiro no te es oculto.
10Mi corazón está acongojado, me ha dejado mi vigor, Y aun la luz de mis ojos me falta ya.
11Mis amigos y mis compañeros se mantienen lejos de mi plaga, Y mis cercanos se han alejado.
12Los que buscan mi vida arman lazos, Y los que procuran mi mal hablan iniquidades, Y meditan fraudes todo el día.
13Mas yo, como si fuera sordo, no oigo; Y soy como mudo que no abre la boca.
14Soy, pues, como un hombre que no oye, Y en cuya boca no hay reprensiones.
15Porque en ti, oh Jehová, he esperado; Tú responderás, Jehová Dios mío.
16Dije: No se alegren de mí; Cuando mi pie resbale, no se engrandezcan sobre mí.
17Pero yo estoy a punto de caer, Y mi dolor está delante de mí continuamente.
18Por tanto, confesaré mi maldad, Y me contristaré por mi pecado.
19Porque mis enemigos están vivos y fuertes, Y se han aumentado los que me aborrecen sin causa.
20Los que pagan mal por bien Me son contrarios, por seguir yo lo bueno.
21No me desampares, oh Jehová; Dios mío, no te alejes de mí.
22Apresúrate a ayudarme, Oh Señor, mi salvación.
1Yo dije: Atenderé a mis caminos, Para no pecar con mi lengua; Guardaré mi boca con freno, En tanto que el impío esté delante de mí.
2Enmudecí con silencio, me callé aun respecto de lo bueno; Y se agravó mi dolor.
3Se enardeció mi corazón dentro de mí; En mi meditación se encendió fuego, Y así proferí con mi lengua:
4Hazme saber, Jehová, mi fin, Y cuánta sea la medida de mis días; Sepa yo cuán frágil soy.
5He aquí, diste a mis días término corto, Y mi edad es como nada delante de ti; Ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive. Selah
6Ciertamente como una sombra es el hombre; Ciertamente en vano se afana; Amontona riquezas, y no sabe quién las recogerá.
7Y ahora, Señor, ¿qué esperaré? Mi esperanza está en ti.
8Líbrame de todas mis transgresiones; No me pongas por escarnio del insensato.
9Enmudecí, no abrí mi boca, Porque tú lo hiciste.
10Quita de sobre mí tu plaga; Estoy consumido bajo los golpes de tu mano.
11Con castigos por el pecado corriges al hombre, Y deshaces como polilla lo más estimado de él; Ciertamente vanidad es todo hombre. Selah
12Oye mi oración, oh Jehová, y escucha mi clamor. No calles ante mis lágrimas; Porque forastero soy para ti, Y advenedizo, como todos mis padres.
13Déjame, y tomaré fuerzas, Antes que vaya y perezca.
1Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.
2Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.
3Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová.
4Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza, Y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira.
5Has aumentado, oh Jehová Dios mío, tus maravillas; Y tus pensamientos para con nosotros, No es posible contarlos ante ti. Si yo anunciare y hablare de ellos, No pueden ser enumerados.
6Sacrificio y ofrenda no te agrada; Has abierto mis oídos; Holocausto y expiación no has demandado.
7Entonces dije: He aquí, vengo; En el rollo del libro está escrito de mí;
8El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, Y tu ley está en medio de mi corazón.
9He anunciado justicia en grande congregación; He aquí, no refrené mis labios, Jehová, tú lo sabes.
10No encubrí tu justicia dentro de mi corazón; He publicado tu fidelidad y tu salvación; No oculté tu misericordia y tu verdad en grande asamblea.
11Jehová, no retengas de mí tus misericordias; Tu misericordia y tu verdad me guarden siempre.
12Porque me han rodeado males sin número; Me han alcanzado mis maldades, y no puedo levantar la vista. Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me falla.
13Quieras, oh Jehová, librarme; Jehová, apresúrate a socorrerme.
14Sean avergonzados y confundidos a una Los que buscan mi vida para destruirla. Vuelvan atrás y avergüéncense Los que mi mal desean;
15Sean asolados en pago de su afrenta Los que me dicen: ¡Ea, ea!
16Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan, Y digan siempre los que aman tu salvación: Jehová sea enaltecido.
17Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes.
1Bienaventurado el que piensa en el pobre; En el día malo lo librará Jehová.
2Jehová lo guardará, y le dará vida; Será bienaventurado en la tierra, Y no lo entregarás a la voluntad de sus enemigos.
3Jehová lo sustentará sobre el lecho del dolor; Mullirás toda su cama en su enfermedad.
4Yo dije: Jehová, ten misericordia de mí; Sana mi alma, porque contra ti he pecado.
5Mis enemigos dicen mal de mí, preguntando: ¿Cuándo morirá, y perecerá su nombre?
6Y si vienen a verme, hablan mentira; Su corazón recoge para sí iniquidad, Y al salir fuera la divulgan.
7Reunidos murmuran contra mí todos los que me aborrecen; Contra mí piensan mal, diciendo de mí:
8Cosa pestilencial se ha apoderado de él; Y el que cayó en cama no volverá a levantarse.
9Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, Alzó contra mí el calcañar.
10Mas tú, Jehová, ten misericordia de mí, y hazme levantar, Y les daré el pago.
11En esto conoceré que te he agradado, Que mi enemigo no se huelgue de mí.
12En cuanto a mí, en mi integridad me has sustentado, Y me has hecho estar delante de ti para siempre.
13Bendito sea Jehová, el Dios de Israel, Por los siglos de los siglos. Amén y Amén.
1Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía.
2Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?
3Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?
4Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mí; De cómo yo fui con la multitud, y la conduje hasta la casa de Dios, Entre voces de alegría y de alabanza del pueblo en fiesta.
5¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.
6Dios mío, mi alma está abatida en mí; Me acordaré, por tanto, de ti desde la tierra del Jordán, Y de los hermonitas, desde el monte de Mizar.
7Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas; Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí.
8Pero de día mandará Jehová su misericordia, Y de noche su cántico estará conmigo, Y mi oración al Dios de mi vida.
9Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo?
10Como quien hiere mis huesos, mis enemigos me afrentan, Diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?
11¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.
1Júzgame, oh Dios, y defiende mi causa; Líbrame de gente impía, y del hombre engañoso e inicuo.
2Pues que tú eres el Dios de mi fortaleza, ¿por qué me has desechado? ¿Por qué andaré enlutado por la opresión del enemigo?
3Envía tu luz y tu verdad; éstas me guiarán; Me conducirán a tu santo monte, Y a tus moradas.
4Entraré al altar de Dios, Al Dios de mi alegría y de mi gozo; Y te alabaré con arpa, oh Dios, Dios mío.
5¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.
1Oh Dios, con nuestros oídos hemos oído, nuestros padres nos han contado, La obra que hiciste en sus días, en los tiempos antiguos.
2Tú con tu mano echaste las naciones, y los plantaste a ellos; Afligiste a los pueblos, y los arrojaste.
3Porque no se apoderaron de la tierra por su espada, Ni su brazo los libró; Sino tu diestra, y tu brazo, y la luz de tu rostro, Porque te complaciste en ellos.
4Tú, oh Dios, eres mi rey; Manda salvación a Jacob.
5Por medio de ti sacudiremos a nuestros enemigos; En tu nombre hollaremos a nuestros adversarios.
6Porque no confiaré en mi arco, Ni mi espada me salvará;
7Pues tú nos has guardado de nuestros enemigos, Y has avergonzado a los que nos aborrecían.
8En Dios nos gloriaremos todo el tiempo, Y para siempre alabaremos tu nombre. Selah
9Pero nos has desechado, y nos has hecho avergonzar; Y no sales con nuestros ejércitos.
10Nos hiciste retroceder delante del enemigo, Y nos saquean para sí los que nos aborrecen.
11Nos entregas como ovejas al matadero, Y nos has esparcido entre las naciones.
12Has vendido a tu pueblo de balde; No exigiste ningún precio.
13Nos pones por afrenta de nuestros vecinos, Por escarnio y por burla de los que nos rodean.
14Nos pusiste por proverbio entre las naciones; Todos al vernos menean la cabeza.
15Cada día mi vergüenza está delante de mí, Y la confusión de mi rostro me cubre,
16Por la voz del que me vitupera y deshonra, Por razón del enemigo y del vengativo.
17Todo esto nos ha venido, y no nos hemos olvidado de ti, Y no hemos faltado a tu pacto.
18No se ha vuelto atrás nuestro corazón, Ni se han apartado de tus caminos nuestros pasos,
19Para que nos quebrantases en el lugar de chacales, Y nos cubrieses con sombra de muerte.
20Si nos hubiésemos olvidado del nombre de nuestro Dios, O alzado nuestras manos a dios ajeno,
21¿No demandaría Dios esto? Porque él conoce los secretos del corazón.
22Pero por causa de ti nos matan cada día; Somos contados como ovejas para el matadero.
23Despierta; ¿por qué duermes, Señor? Despierta, no te alejes para siempre.
24¿Por qué escondes tu rostro, Y te olvidas de nuestra aflicción, y de la opresión nuestra?
25Porque nuestra alma está agobiada hasta el polvo, Y nuestro cuerpo está postrado hasta la tierra.
26Levántate para ayudarnos, Y redímenos por causa de tu misericordia.
1Rebosa mi corazón palabra buena; Dirijo al rey mi canto; Mi lengua es pluma de escribiente muy ligero.
2Eres el más hermoso de los hijos de los hombres; La gracia se derramó en tus labios; Por tanto, Dios te ha bendecido para siempre.
3Ciñe tu espada sobre el muslo, oh valiente, Con tu gloria y con tu majestad.
4En tu gloria sé prosperado; Cabalga sobre palabra de verdad, de humildad y de justicia, Y tu diestra te enseñará cosas terribles.
5Tus saetas agudas, Con que caerán pueblos debajo de ti, Penetrarán en el corazón de los enemigos del rey.
6Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre; Cetro de justicia es el cetro de tu reino.
7Has amado la justicia y aborrecido la maldad; Por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros.
8Mirra, áloe y casia exhalan todos tus vestidos; Desde palacios de marfil te recrean.
9Hijas de reyes están entre tus ilustres; Está la reina a tu diestra con oro de Ofir.
10Oye, hija, y mira, e inclina tu oído; Olvida tu pueblo, y la casa de tu padre;
11Y deseará el rey tu hermosura; E inclínate a él, porque él es tu señor.
12Y las hijas de Tiro vendrán con presentes; Implorarán tu favor los ricos del pueblo.
13Toda gloriosa es la hija del rey en su morada; De brocado de oro es su vestido.
14Con vestidos bordados será llevada al rey; Vírgenes irán en pos de ella, Compañeras suyas serán traídas a ti.
15Serán traídas con alegría y gozo; Entrarán en el palacio del rey.
16En lugar de tus padres serán tus hijos, A quienes harás príncipes en toda la tierra.
17Haré perpetua la memoria de tu nombre en todas las generaciones, Por lo cual te alabarán los pueblos eternamente y para siempre.
1Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
2Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, Y se traspasen los montes al corazón del mar;
3Aunque bramen y se turben sus aguas, Y tiemblen los montes a causa de su braveza. Selah
4Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios, El santuario de las moradas del Altísimo.
5Dios está en medio de ella; no será conmovida. Dios la ayudará al clarear la mañana.
6Bramaron las naciones, titubearon los reinos; Dio él su voz, se derritió la tierra.
7Jehová de los ejércitos está con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah
8Venid, ved las obras de Jehová, Que ha puesto asolamientos en la tierra.
9Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra. Que quiebra el arco, corta la lanza, Y quema los carros en el fuego.
10Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.
11Jehová de los ejércitos está con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah
1Pueblos todos, batid las manos; Aclamad a Dios con voz de júbilo.
2Porque Jehová el Altísimo es temible; Rey grande sobre toda la tierra.
3El someterá a los pueblos debajo de nosotros, Y a las naciones debajo de nuestros pies.
4El nos elegirá nuestras heredades; La hermosura de Jacob, al cual amó. Selah
5Subió Dios con júbilo, Jehová con sonido de trompeta.
6Cantad a Dios, cantad; Cantad a nuestro Rey, cantad;
7Porque Dios es el Rey de toda la tierra; Cantad con inteligencia.
8Reinó Dios sobre las naciones; Se sentó Dios sobre su santo trono.
9Los príncipes de los pueblos se reunieron Como pueblo del Dios de Abraham;
10Porque de Dios son los escudos de la tierra; El es muy exaltado.
1Grande es Jehová, y digno de ser en gran manera alabado En la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo.
2Hermosa provincia, el gozo de toda la tierra, Es el monte de Sion, a los lados del norte, La ciudad del gran Rey.
3En sus palacios Dios es conocido por refugio.
4Porque he aquí los reyes de la tierra se reunieron; Pasaron todos.
5Y viéndola ellos así, se maravillaron, Se turbaron, se apresuraron a huir.
6Les tomó allí temblor; Dolor como de mujer que da a luz.
7Con viento solano Quiebras tú las naves de Tarsis.
8Como lo oímos, así lo hemos visto En la ciudad de Jehová de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios; La afirmará Dios para siempre. Selah
9Nos acordamos de tu misericordia, oh Dios, En medio de tu templo.
10Conforme a tu nombre, oh Dios, Así es tu loor hasta los fines de la tierra; De justicia está llena tu diestra.
11Se alegrará el monte de Sion; Se gozarán las hijas de Judá Por tus juicios.
12Andad alrededor de Sion, y rodeadla; Contad sus torres.
13Considerad atentamente su antemuro, Mirad sus palacios; Para que lo contéis a la generación venidera.
14Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre; El nos guiará aun más allá de la muerte.
1Oíd esto, pueblos todos; Escuchad, habitantes todos del mundo,
2Así los plebeyos como los nobles, El rico y el pobre juntamente.
3Mi boca hablará sabiduría, Y el pensamiento de mi corazón inteligencia.
4Inclinaré al proverbio mi oído; Declararé con el arpa mi enigma.
5¿Por qué he de temer en los días de adversidad, Cuando la iniquidad de mis opresores me rodeare?
6Los que confían en sus bienes, Y de la muchedumbre de sus riquezas se jactan,
7Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano, Ni dar a Dios su rescate
8(Porque la redención de su vida es de gran precio, Y no se logrará jamás),
9Para que viva en adelante para siempre, Y nunca vea corrupción.
10Pues verá que aun los sabios mueren; Que perecen del mismo modo que el insensato y el necio, Y dejan a otros sus riquezas.
11Su íntimo pensamiento es que sus casas serán eternas, Y sus habitaciones para generación y generación; Dan sus nombres a sus tierras.
12Mas el hombre no permanecerá en honra; Es semejante a las bestias que perecen.
13Este su camino es locura; Con todo, sus descendientes se complacen en el dicho de ellos. Selah
14Como a rebaños que son conducidos al Seol, La muerte los pastoreará, Y los rectos se enseñorearán de ellos por la mañana; Se consumirá su buen parecer, y el Seol será su morada.
15Pero Dios redimirá mi vida del poder del Seol, Porque él me tomará consigo. Selah
16No temas cuando se enriquece alguno, Cuando aumenta la gloria de su casa;
17Porque cuando muera no llevará nada, Ni descenderá tras él su gloria.
18Aunque mientras viva, llame dichosa a su alma, Y sea loado cuando prospere,
19Entrará en la generación de sus padres, Y nunca más verá la luz.
20El hombre que está en honra y no entiende, Semejante es a las bestias que perecen.
1El Dios de dioses, Jehová, ha hablado, y convocado la tierra, Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone.
2De Sion, perfección de hermosura, Dios ha resplandecido.
3Vendrá nuestro Dios, y no callará; Fuego consumirá delante de él, Y tempestad poderosa le rodeará.
4Convocará a los cielos de arriba, Y a la tierra, para juzgar a su pueblo.
5Juntadme mis santos, Los que hicieron conmigo pacto con sacrificio.
6Y los cielos declararán su justicia, Porque Dios es el juez. Selah
7Oye, pueblo mío, y hablaré; Escucha, Israel, y testificaré contra ti: Yo soy Dios, el Dios tuyo.
8No te reprenderé por tus sacrificios, Ni por tus holocaustos, que están continuamente delante de mí.
9No tomaré de tu casa becerros, Ni machos cabríos de tus apriscos.
10Porque mía es toda bestia del bosque, Y los millares de animales en los collados.
11Conozco a todas las aves de los montes, Y todo lo que se mueve en los campos me pertenece.
12Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti; Porque mío es el mundo y su plenitud.
13¿He de comer yo carne de toros, O de beber sangre de machos cabríos?
14Sacrifica a Dios alabanza, Y paga tus votos al Altísimo;
15E invócame en el día de la angustia; Te libraré, y tú me honrarás.
16Pero al malo dijo Dios: ¿Qué tienes tú que hablar de mis leyes, Y que tomar mi pacto en tu boca?
17Pues tú aborreces la corrección, Y echas a tu espalda mis palabras.
18Si veías al ladrón, tú corrías con él, Y con los adúlteros era tu parte.
19Tu boca metías en mal, Y tu lengua componía engaño.
20Tomabas asiento, y hablabas contra tu hermano; Contra el hijo de tu madre ponías infamia.
21Estas cosas hiciste, y yo he callado; Pensabas que de cierto sería yo como tú; Pero te reprenderé, y las pondré delante de tus ojos.
22Entended ahora esto, los que os olvidáis de Dios, No sea que os despedace, y no haya quien os libre.
23El que sacrifica alabanza me honrará; Y al que ordenare su camino, Le mostraré la salvación de Dios.