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Salmos 51-75

Salmos Capítulo 51

Arrepentimiento, y plegaria pidiendo purificación

1Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.
2Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado.
3Porque yo reconozco mis rebeliones, Y mi pecado está siempre delante de mí.
4Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio.
5He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre.
6He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.
7Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve.
8Hazme oír gozo y alegría, Y se recrearán los huesos que has abatido.
9Esconde tu rostro de mis pecados, Y borra todas mis maldades.
10Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí.
11No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu.
12Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente.
13Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, Y los pecadores se convertirán a ti.
14Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación; Cantará mi lengua tu justicia.
15Señor, abre mis labios, Y publicará mi boca tu alabanza.
16Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; No quieres holocausto.
18Haz bien con tu benevolencia a Sion; Edifica los muros de Jerusalén.
19Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, el holocausto u ofrenda del todo quemada; Entonces ofrecerán becerros sobre tu altar.

17Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.

18Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo.
19Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.
20Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva, por cuanto ella era madre de todos los vivientes.
21Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.
22Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre.
23Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado.
24Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.

Salmos Capítulo 52

Futilidad de la jactancia del malo

1¿Por qué te jactas de maldad, oh poderoso? La misericordia de Dios es continua.
2Agravios maquina tu lengua; Como navaja afilada hace engaño.
3Amaste el mal más que el bien, La mentira más que la verdad. Selah
4Has amado toda suerte de palabras perniciosas, Engañosa lengua.
5Por tanto, Dios te destruirá para siempre; Te asolará y te arrancará de tu morada, Y te desarraigará de la tierra de los vivientes. Selah
6Verán los justos, y temerán; Se reirán de él, diciendo:
7He aquí el hombre que no puso a Dios por su fortaleza, Sino que confió en la multitud de sus riquezas, Y se mantuvo en su maldad.
8Pero yo estoy como olivo verde en la casa de Dios; En la misericordia de Dios confío eternamente y para siempre.
9Te alabaré para siempre, porque lo has hecho así; Y esperaré en tu nombre, porque es bueno, delante de tus santos.

diosaparece

Salmos Capítulo 53

Insensatez y maldad de los hombres

1Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, e hicieron abominable maldad; No hay quien haga bien.
2Dios desde los cielos miró sobre los hijos de los hombres, Para ver si había algún entendido Que buscara a Dios.
3Cada uno se había vuelto atrás; todos se habían corrompido; No hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno.
4¿No tienen conocimiento todos los que hacen iniquidad, Que devoran a mi pueblo como si comiesen pan, Y a Dios no invocan?
5Allí se sobresaltaron de pavor donde no había miedo, Porque Dios ha esparcido los huesos del que puso asedio contra ti; Los avergonzaste, porque Dios los desechó.
6¡Oh, si saliera de Sion la salvación de Israel! Cuando Dios hiciere volver de la cautividad a su pueblo, Se gozará Jacob, y se alegrará Israel.

Salmos Capítulo 54

Plegaria pidiendo protección contra los enemigos

1Oh Dios, sálvame por tu nombre, Y con tu poder defiéndeme.
2Oh Dios, oye mi oración; Escucha las razones de mi boca.
3Porque extraños se han levantado contra mí, Y hombres violentos buscan mi vida; No han puesto a Dios delante de sí. Selah
4He aquí, Dios es el que me ayuda; El Señor está con los que sostienen mi vida.
5El devolverá el mal a mis enemigos; Córtalos por tu verdad.
6Voluntariamente sacrificaré a ti; Alabaré tu nombre, oh Jehová, porque es bueno.
7Porque él me ha librado de toda angustia, Y mis ojos han visto la ruina de mis enemigos.

Salmos Capítulo 55

Plegaria pidiendo la destrucción de enemigos traicioneros

1Escucha, oh Dios, mi oración, Y no te escondas de mi súplica.
2Está atento, y respóndeme; Clamo en mi oración, y me conmuevo,
3A causa de la voz del enemigo, Por la opresión del impío; Porque sobre mí echaron iniquidad, Y con furor me persiguen.
4Mi corazón está dolorido dentro de mí, Y terrores de muerte sobre mí han caído.
5Temor y temblor vinieron sobre mí, Y terror me ha cubierto.
6Y dije: ¡Quién me diese alas como de paloma! Volaría yo, y descansaría.
7Ciertamente huiría lejos; Moraría en el desierto. Selah
8Me apresuraría a escapar Del viento borrascoso, de la tempestad.
9Destrúyelos, oh Señor; confunde la lengua de ellos; Porque he visto violencia y rencilla en la ciudad.
10Día y noche la rodean sobre sus muros, E iniquidad y trabajo hay en medio de ella.
11Maldad hay en medio de ella, Y el fraude y el engaño no se apartan de sus plazas.
12Porque no me afrentó un enemigo, Lo cual habría soportado; Ni se alzó contra mí el que me aborrecía, Porque me hubiera ocultado de él;
13Sino tú, hombre, al parecer íntimo mío, Mi guía, y mi familiar;
14Que juntos comunicábamos dulcemente los secretos, Y andábamos en amistad en la casa de Dios.
15Que la muerte les sorprenda; Desciendan vivos al Seol, Porque hay maldades en sus moradas, en medio de ellos.
16En cuanto a mí, a Dios clamaré; Y Jehová me salvará.
17Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, Y él oirá mi voz.

18El redimirá en paz mi alma de la guerra contra mí, Aunque contra mí haya muchos.
19Dios oirá, y los quebrantará luego, El que permanece desde la antigüedad; Por cuanto no cambian, Ni temen a Dios. Selah
20Extendió el inicuo sus manos contra los que estaban en paz con él; Violó su pacto.
21Los dichos de su boca son más blandos que mantequilla, Pero guerra hay en su corazón; Suaviza sus palabras más que el aceite, Mas ellas son espadas desnudas.
22Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo.
23Mas tú, oh Dios, harás descender aquéllos al pozo de perdición. Los hombres sanguinarios y engañadores no llegarán a la mitad de sus días; Pero yo en ti confiaré.

Salmos Capítulo 56

Oración de confianza

1Ten misericordia de mí, oh Dios, porque me devoraría el hombre; Me oprime combatiéndome cada día.
2Todo el día mis enemigos me pisotean; Porque muchos son los que pelean contra mí con soberbia.
3En el día que temo, Yo en ti confío.
4En Dios alabaré su palabra; En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?
5Todos los días ellos pervierten mi causa; Contra mí son todos sus pensamientos para mal.
6Se reúnen, se esconden, Miran atentamente mis pasos, Como quienes acechan a mi alma.
7Pésalos según su iniquidad, oh Dios, Y derriba en tu furor a los pueblos.
8Mis huidas tú has contado; Pon mis lágrimas en tu redoma; ¿No están ellas en tu libro?
9Serán luego vueltos atrás mis enemigos, el día en que yo clamare; Esto sé, que Dios está por mí.
10En Dios alabaré su palabra; En Jehová su palabra alabaré.
11En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?
12Sobre mí, oh Dios, están tus votos; Te tributaré alabanzas.
13Porque has librado mi alma de la muerte, Y mis pies de caída, Para que ande delante de Dios En la luz de los que viven.

Salmos Capítulo 57

Plegaria pidiendo ser librado de los perseguidores

1Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí; Porque en ti ha confiado mi alma, Y en la sombra de tus alas me ampararé Hasta que pasen los quebrantos.
2Clamaré al Dios Altísimo, Al Dios que me favorece.
3El enviará desde los cielos, y me salvará De la infamia del que me acosa; Selah Dios enviará su misericordia y su verdad.
4Mi vida está entre leones; Estoy echado entre hijos de hombres que vomitan llamas; Sus dientes son lanzas y saetas, Y su lengua espada aguda.
5Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios; Sobre toda la tierra sea tu gloria.
6Red han armado a mis pasos; Se ha abatido mi alma; Hoyo han cavado delante de mí; En medio de él han caído ellos mismos. Selah
7Pronto está mi corazón, oh Dios, mi corazón está dispuesto; Cantaré, y trovaré salmos.
8Despierta, alma mía; despierta, salterio y arpa; Me levantaré de mañana.
9Te alabaré entre los pueblos, oh Señor; Cantaré de ti entre las naciones.
10Porque grande es hasta los cielos tu misericordia, Y hasta las nubes tu verdad.
11Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios; Sobre toda la tierra sea tu gloria.

diosaparece

Salmos Capítulo 58

Plegaria pidiendo el castigo de los malos

1Oh congregación, ¿pronunciáis en verdad justicia? ¿Juzgáis rectamente, hijos de los hombres?
2Antes en el corazón maquináis iniquidades; Hacéis pesar la violencia de vuestras manos en la tierra.
3Se apartaron los impíos desde la matriz; Se descarriaron hablando mentira desde que nacieron.
4Veneno tienen como veneno de serpiente; Son como el áspid sordo que cierra su oído,
5Que no oye la voz de los que encantan, Por más hábil que el encantador sea.
6Oh Dios, quiebra sus dientes en sus bocas; Quiebra, oh Jehová, las muelas de los leoncillos.
7Sean disipados como aguas que corren; Cuando disparen sus saetas, sean hechas pedazos.
8Pasen ellos como el caracol que se deslíe; Como el que nace muerto, no vean el sol.
9Antes que vuestras ollas sientan la llama de los espinos, Así vivos, así airados, los arrebatará él con tempestad.
10Se alegrará el justo cuando viere la venganza; Sus pies lavará en la sangre del impío.
11Entonces dirá el hombre: Ciertamente hay galardón para el justo; Ciertamente hay Dios que juzga en la tierra.

bendicen

Salmos Capítulo 59

Oración pidiendo ser librado de los enemigos

1Líbrame de mis enemigos, oh Dios mío; Ponme a salvo de los que se levantan contra mí.
2Líbrame de los que cometen iniquidad, Y sálvame de hombres sanguinarios.
3Porque he aquí están acechando mi vida; Se han juntado contra mí poderosos. No por falta mía, ni pecado mío, oh Jehová;
4Sin delito mío corren y se aperciben. Despierta para venir a mi encuentro, y mira.
5Y tú, Jehová Dios de los ejércitos, Dios de Israel, Despierta para castigar a todas las naciones; No tengas misericordia de todos los que se rebelan con iniquidad. Selah
6Volverán a la tarde, ladrarán como perros, Y rodearán la ciudad.
7He aquí proferirán con su boca; Espadas hay en sus labios, Porque dicen: ¿Quién oye?
8Mas tú, Jehová, te reirás de ellos; Te burlarás de todas las naciones.
9A causa del poder del enemigo esperaré en ti, Porque Dios es mi defensa.
10El Dios de mi misericordia irá delante de mí; Dios hará que vea en mis enemigos mi deseo.
11No los mates, para que mi pueblo no olvide; Dispérsalos con tu poder, y abátelos, Oh Jehová, escudo nuestro.
12Por el pecado de su boca, por la palabra de sus labios, Sean ellos presos en su soberbia, Y por la maldición y mentira que profieren.
13Acábalos con furor, acábalos, para que no sean; Y sépase que Dios gobierna en Jacob Hasta los fines de la tierra. Selah
14Vuelvan, pues, a la tarde, y ladren como perros, Y rodeen la ciudad.

15Anden ellos errantes para hallar qué comer; Y si no se sacian, pasen la noche quejándose.
16Pero yo cantaré de tu poder, Y alabaré de mañana tu misericordia; Porque has sido mi amparo Y refugio en el día de mi angustia.
17Fortaleza mía, a ti cantaré; Porque eres, oh Dios, mi refugio, el Dios de mi misericordia.

Salmos Capítulo 60

Plegaria pidiendo ayuda contra el enemigo

1Oh Dios, tú nos has desechado, nos quebrantaste; Te has airado; ¡vuélvete a nosotros!
2Hiciste temblar la tierra, la has hendido; Sana sus roturas, porque titubea.
3Has hecho ver a tu pueblo cosas duras; Nos hiciste beber vino de aturdimiento.
4Has dado a los que te temen bandera Que alcen por causa de la verdad. Selah
5Para que se libren tus amados, Salva con tu diestra, y óyeme.
6Dios ha dicho en su santuario: Yo me alegraré; Repartiré a Siquem, y mediré el valle de Sucot.
7Mío es Galaad, y mío es Manasés; Y Efraín es la fortaleza de mi cabeza; Judá es mi legislador.
8Moab, vasija para lavarme; Sobre Edom echaré mi calzado; Me regocijaré sobre Filistea.
9¿Quién me llevará a la ciudad fortificada? ¿Quién me llevará hasta Edom?
10¿No serás tú, oh Dios, que nos habías desechado, Y no salías, oh Dios, con nuestros ejércitos?
11Danos socorro contra el enemigo, Porque vana es la ayuda de los hombres.
12En Dios haremos proezas, Y él hollará a nuestros enemigos.

Salmos Capítulo 61

Confianza en la protección de Dios

1Oye, oh Dios, mi clamor; A mi oración atiende.
2Desde el cabo de la tierra clamaré a ti, cuando mi corazón desmayare. Llévame a la roca que es más alta que yo,
3Porque tú has sido mi refugio, Y torre fuerte delante del enemigo.
4Yo habitaré en tu tabernáculo para siempre; Estaré seguro bajo la cubierta de tus alas. Selah
5Porque tú, oh Dios, has oído mis votos; Me has dado la heredad de los que temen tu nombre.
6Días sobre días añadirás al rey; Sus años serán como generación y generación.
7Estará para siempre delante de Dios; Prepara misericordia y verdad para que lo conserven.
8Así cantaré tu nombre para siempre, Pagando mis votos cada día.

Salmos Capítulo 62

Dios, el único refugio

1En Dios solamente está acallada mi alma; De él viene mi salvación.
2El solamente es mi roca y mi salvación; Es mi refugio, no resbalaré mucho.
3¿Hasta cuándo maquinaréis contra un hombre, Tratando todos vosotros de aplastarle Como pared desplomada y como cerca derribada?
4Solamente consultan para arrojarle de su grandeza. Aman la mentira; Con su boca bendicen, pero maldicen en su corazón. Selah
5Alma mía, en Dios solamente reposa, Porque de él es mi esperanza.
6El solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré.
7En Dios está mi salvación y mi gloria; En Dios está mi roca fuerte, y mi refugio.
8Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; Derramad delante de él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio. Selah
9Por cierto, vanidad son los hijos de los hombres, mentira los hijos de varón; Pesándolos a todos igualmente en la balanza, Serán menos que nada.
10No confiéis en la violencia, Ni en la rapiña; no os envanezcáis; Si se aumentan las riquezas, no pongáis el corazón en ellas.
11Una vez habló Dios; Dos veces he oído esto: Que de Dios es el poder,
12Y tuya, oh Señor, es la misericordia;

DIOS

Salmos Capítulo 63

Dios, satisfación del alma

1Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas,
2Para ver tu poder y tu gloria, Así como te he mirado en el santuario.
3Porque mejor es tu misericordia que la vida; Mis labios te alabarán.
4Así te bendeciré en mi vida; En tu nombre alzaré mis manos.
5Como de meollo y de grosura será saciada mi alma, Y con labios de júbilo te alabará mi boca,
6Cuando me acuerde de ti en mi lecho, Cuando medite en ti en las vigilias de la noche.
7Porque has sido mi socorro, Y así en la sombra de tus alas me regocijaré.
8Está mi alma apegada a ti; Tu diestra me ha sostenido.
9Pero los que para destrucción buscaron mi alma Caerán en los sitios bajos de la tierra.
10Los destruirán a filo de espada; Serán porción de los chacales.
11Pero el rey se alegrará en Dios; Será alabado cualquiera que jura por él; Porque la boca de los que hablan mentira será cerrada.

llama

Salmos Capítulo 64

Plegaria pidiendo protección contra enemigos ocultos

1Escucha, oh Dios, la voz de mi queja; Guarda mi vida del temor del enemigo.
2Escóndeme del consejo secreto de los malignos, De la conspiración de los que hacen iniquidad,
3Que afilan como espada su lengua; Lanzan cual saeta suya, palabra amarga,
4Para asaetear a escondidas al íntegro; De repente lo asaetean, y no temen.
5Obstinados en su inicuo designio, Tratan de esconder los lazos, Y dicen: ¿Quién los ha de ver?
6Inquieren iniquidades, hacen una investigación exacta; Y el íntimo pensamiento de cada uno de ellos, así como su corazón, es profundo.
7Mas Dios los herirá con saeta; De repente serán sus plagas.
8Sus propias lenguas los harán caer; Se espantarán todos los que los vean.
9Entonces temerán todos los hombres, Y anunciarán la obra de Dios, Y entenderán sus hechos.
10Se alegrará el justo en Jehová, y confiará en él; Y se gloriarán todos los rectos de corazón.

Salmos Capítulo 65

La generosidad de Dios en la naturaleza

1Tuya es la alabanza en Sion, oh Dios, Y a ti se pagarán los votos.
2Tú oyes la oración; A ti vendrá toda carne.
3Las iniquidades prevalecen contra mí; Mas nuestras rebeliones tú las perdonarás.
4Bienaventurado el que tú escogieres y atrajeres a ti, Para que habite en tus atrios; Seremos saciados del bien de tu casa, De tu santo templo.
5Con tremendas cosas nos responderás tú en justicia, Oh Dios de nuestra salvación, Esperanza de todos los términos de la tierra, Y de los más remotos confines del mar.
6Tú, el que afirma los montes con su poder, Ceñido de valentía;
7El que sosiega el estruendo de los mares, el estruendo de sus ondas, Y el alboroto de las naciones.
8Por tanto, los habitantes de los fines de la tierra temen de tus maravillas. Tú haces alegrar las salidas de la mañana y de la tarde.
9Visitas la tierra, y la riegas; En gran manera la enriqueces; Con el río de Dios, lleno de aguas, Preparas el grano de ellos, cuando así la dispones.
10Haces que se empapen sus surcos, Haces descender sus canales; La ablandas con lluvias, Bendices sus renuevos.
11Tú coronas el año con tus bienes, Y tus nubes destilan grosura.
12Destilan sobre los pastizales del desierto, Y los collados se ciñen de alegría.
13Se visten de manadas los llanos, Y los valles se cubren de grano; Dan voces de júbilo, y aun cantan.

tretas

Salmos Capítulo 66

Alabanza por los hechos poderosos de Dios

1Aclamad a Dios con alegría, toda la tierra.
2Cantad la gloria de su nombre; Poned gloria en su alabanza.
3Decid a Dios: ¡Cuán asombrosas son tus obras! Por la grandeza de tu poder se someterán a ti tus enemigos.
4Toda la tierra te adorará, Y cantará a ti; Cantarán a tu nombre. Selah
5Venid, y ved las obras de Dios, Temible en hechos sobre los hijos de los hombres.
6Volvió el mar en seco; Por el río pasaron a pie; Allí en él nos alegramos.
7El señorea con su poder para siempre; Sus ojos atalayan sobre las naciones; Los rebeldes no serán enaltecidos. Selah
8Bendecid, pueblos, a nuestro Dios, Y haced oír la voz de su alabanza.
9El es quien preservó la vida a nuestra alma, Y no permitió que nuestros pies resbalasen.
10Porque tú nos probaste, oh Dios; Nos ensayaste como se afina la plata.
11Nos metiste en la red; Pusiste sobre nuestros lomos pesada carga.
12Hiciste cabalgar hombres sobre nuestra cabeza; Pasamos por el fuego y por el agua, Y nos sacaste a abundancia.
13Entraré en tu casa con holocaustos; Te pagaré mis votos,
14Que pronunciaron mis labios Y habló mi boca, cuando estaba angustiado.
15Holocaustos de animales engordados te ofreceré, Con sahumerio de carneros; Te ofreceré en sacrificio bueyes y machos cabríos. Selah
16Venid, oíd todos los que teméis a Dios, Y contaré lo que ha hecho a mi alma.

17A él clamé con mi boca, Y fue exaltado con mi lengua.
18Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, El Señor no me habría escuchado.
19Mas ciertamente me escuchó Dios; Atendió a la voz de mi súplica.
20Bendito sea Dios, Que no echó de sí mi oración, ni de mí su misericordia.

Salmos Capítulo 67

Exhortación a las naciones, para que alaben a Dios

1Dios tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga; Haga resplandecer su rostro sobre nosotros; Selah
2Para que sea conocido en la tierra tu camino, En todas las naciones tu salvación.
3Te alaben los pueblos, oh Dios; Todos los pueblos te alaben.
4Alégrense y gócense las naciones, Porque juzgarás los pueblos con equidad, Y pastorearás las naciones en la tierra. Selah
5Te alaben los pueblos, oh Dios; Todos los pueblos te alaben.
6La tierra dará su fruto; Nos bendecirá Dios, el Dios nuestro.
7Bendíganos Dios, Y témanlo todos los términos de la tierra.

Salmos Capítulo 68

El Dios de Sinaí y del santuario

1Levántese Dios, sean esparcidos sus enemigos, Y huyan de su presencia los que le aborrecen.
2Como es lanzado el humo, los lanzarás; Como se derrite la cera delante del fuego, Así perecerán los impíos delante de Dios.
3Mas los justos se alegrarán; se gozarán delante de Dios, Y saltarán de alegría.
4Cantad a Dios, cantad salmos a su nombre; Exaltad al que cabalga sobre los cielos. JAH es su nombre; alegraos delante de él.
5Padre de huérfanos y defensor de viudas Es Dios en su santa morada.
6Dios hace habitar en familia a los desamparados; Saca a los cautivos a prosperidad; Mas los rebeldes habitan en tierra seca.
7Oh Dios, cuando tú saliste delante de tu pueblo, Cuando anduviste por el desierto, Selah
8La tierra tembló; También destilaron los cielos ante la presencia de Dios; Aquel Sinaí tembló delante de Dios, del Dios de Israel.
9Abundante lluvia esparciste, oh Dios; A tu heredad exhausta tú la reanimaste.
10Los que son de tu grey han morado en ella; Por tu bondad, oh Dios, has provisto al pobre.
11El Señor daba palabra; Había grande multitud de las que llevaban buenas nuevas.
12Huyeron, huyeron reyes de ejércitos, Y las que se quedaban en casa repartían los despojos.
13Bien que fuisteis echados entre los tiestos, Seréis como alas de paloma cubiertas de plata, Y sus plumas con amarillez de oro.
14Cuando esparció el Omnipotente los reyes allí, Fue como si hubiese nevado en el monte Salmón.
15Monte de Dios es el monte de Basán; Monte alto el de Basán.
16¿Por qué observáis, oh montes altos, Al monte que deseó Dios para su morada? Ciertamente Jehová habitará en él para siempre.
17Los carros de Dios se cuentan por veintenas de millares de millares; El Señor viene del Sinaí a su santuario.
18Subiste a lo alto, cautivaste la cautividad, Tomaste dones para los hombres, Y también para los rebeldes, para que habite entre ellos JAH Dios.
19Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios El Dios de nuestra salvación. Selah
20Dios, nuestro Dios ha de salvarnos, Y de Jehová el Señor es el librar de la muerte.
21Ciertamente Dios herirá la cabeza de sus enemigos, La testa cabelluda del que camina en sus pecados.
22El Señor dijo: De Basán te haré volver; Te haré volver de las profundidades del mar;

23Porque tu pie se enrojecerá de sangre de tus enemigos, Y de ella la lengua de tus perros.
24Vieron tus caminos, oh Dios; Los caminos de mi Dios, de mi Rey, en el santuario.
25Los cantores iban delante, los músicos detrás; En medio las doncellas con panderos.
26Bendecid a Dios en las congregaciones; Al Señor, vosotros de la estirpe de Israel.
27Allí estaba el joven Benjamín, señoreador de ellos, Los príncipes de Judá en su congregación, Los príncipes de Zabulón, los príncipes de Neftalí.
28Tu Dios ha ordenado tu fuerza; Confirma, oh Dios, lo que has hecho para nosotros.
29Por razón de tu templo en Jerusalén Los reyes te ofrecerán dones.
30Reprime la reunión de gentes armadas, La multitud de toros con los becerros de los pueblos, Hasta que todos se sometan con sus piezas de plata; Esparce a los pueblos que se complacen en la guerra.
31Vendrán príncipes de Egipto; Etiopía se apresurará a extender sus manos hacia Dios.
32Reinos de la tierra, cantad a Dios, Cantad al Señor; Selah
33Al que cabalga sobre los cielos de los cielos, que son desde la antigüedad; He aquí dará su voz, poderosa voz.
34Atribuid poder a Dios; Sobre Israel es su magnificencia, Y su poder está en los cielos.
35Temible eres, oh Dios, desde tus santuarios; El Dios de Israel, él da fuerza y vigor a su pueblo. Bendito sea Dios.

Salmos Capítulo 69

Un grito de angustia

1Sálvame, oh Dios, Porque las aguas han entrado hasta el alma.
2Estoy hundido en cieno profundo, donde no puedo hacer pie; He venido a abismos de aguas, y la corriente me ha anegado.
3Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha enronquecido; Han desfallecido mis ojos esperando a mi Dios.
4Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza los que me aborrecen sin causa; Se han hecho poderosos mis enemigos, los que me destruyen sin tener por qué. ¿Y he de pagar lo que no robé?
5Dios, tú conoces mi insensatez, Y mis pecados no te son ocultos.
6No sean avergonzados por causa mía los que en ti confían, oh Señor Jehová de los ejércitos; No sean confundidos por mí los que te buscan, oh Dios de Israel.
7Porque por amor de ti he sufrido afrenta; Confusión ha cubierto mi rostro.
8Extraño he sido para mis hermanos, Y desconocido para los hijos de mi madre.
9Porque me consumió el celo de tu casa; Y los denuestos de los que te vituperaban cayeron sobre mí.
10Lloré afligiendo con ayuno mi alma, Y esto me ha sido por afrenta.
11Puse además cilicio por mi vestido, Y vine a serles por proverbio.
12Hablaban contra mí los que se sentaban a la puerta, Y me zaherían en sus canciones los bebedores.
13Pero yo a ti oraba, oh Jehová, al tiempo de tu buena voluntad; Oh Dios, por la abundancia de tu misericordia, Por la verdad de tu salvación, escúchame.
14Sácame del lodo, y no sea yo sumergido; Sea yo libertado de los que me aborrecen, y de lo profundo de las aguas.
15No me anegue la corriente de las aguas, Ni me trague el abismo, Ni el pozo cierre sobre mí su boca.
16Respóndeme, Jehová, porque benigna es tu misericordia; Mírame conforme a la multitud de tus piedades.
17No escondas de tu siervo tu rostro, Porque estoy angustiado; apresúrate, óyeme.
18Acércate a mi alma, redímela; Líbrame a causa de mis enemigos.
19Tú sabes mi afrenta, mi confusión y mi oprobio; Delante de ti están todos mis adversarios.
20El escarnio ha quebrantado mi corazón, y estoy acongojado. Esperé quien se compadeciese de mí, y no lo hubo; Y consoladores, y ninguno hallé.
21Me pusieron además hiel por comida, Y en mi sed me dieron a beber vinagre.
22Sea su convite delante de ellos por lazo, Y lo que es para bien, por tropiezo.
23Sean oscurecidos sus ojos para que no vean, Y haz temblar continuamente sus lomos.

24Derrama sobre ellos tu ira, Y el furor de tu enojo los alcance.
25Sea su palacio asolado; En sus tiendas no haya morador.
26Porque persiguieron al que tú heriste, Y cuentan del dolor de los que tú llagaste.
27Pon maldad sobre su maldad, Y no entren en tu justicia.
28Sean raídos del libro de los vivientes, Y no sean escritos entre los justos.
29Mas a mí, afligido y miserable, Tu salvación, oh Dios, me ponga en alto.
30Alabaré yo el nombre de Dios con cántico, Lo exaltaré con alabanza.
31Y agradará a Jehová más que sacrificio de buey, O becerro que tiene cuernos y pezuñas;
32Lo verán los oprimidos, y se gozarán. Buscad a Dios, y vivirá vuestro corazón,
33Porque Jehová oye a los menesterosos, Y no menosprecia a sus prisioneros.
34Alábenle los cielos y la tierra, Los mares, y todo lo que se mueve en ellos.
35Porque Dios salvará a Sion, y reedificará las ciudades de Judá; Y habitarán allí, y la poseerán.
36La descendencia de sus siervos la heredará, Y los que aman su nombre habitarán en ella.

Salmos Capítulo 70

Súplica por liberación

1Oh Dios, acude a librarme; Apresúrate, oh Dios, a socorrerme.
2Sean avergonzados y confundidos Los que buscan mi vida; Sean vueltos atrás y avergonzados Los que mi mal desean.
3Sean vueltos atrás, en pago de su afrenta hecha, Los que dicen: ¡Ah! ¡Ah!
4Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan, Y digan siempre los que aman tu salvación: Engrandecido sea Dios.
5Yo estoy afligido y menesteroso; Apresúrate a mí, oh Dios. Ayuda mía y mi libertador eres tú; Oh Jehová, no te detengas.

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Salmos Capítulo 71

Oración de un anciano

1En ti, oh Jehová, me he refugiado; No sea yo avergonzado jamás.
2Socórreme y líbrame en tu justicia; Inclina tu oído y sálvame.
3Sé para mí una roca de refugio, adonde recurra yo continuamente. Tú has dado mandamiento para salvarme, Porque tú eres mi roca y mi fortaleza.
4Dios mío, líbrame de la mano del impío, De la mano del perverso y violento.
5Porque tú, oh Señor Jehová, eres mi esperanza, Seguridad mía desde mi juventud.
6En ti he sido sustentado desde el vientre; De las entrañas de mi madre tú fuiste el que me sacó; De ti será siempre mi alabanza.
7Como prodigio he sido a muchos, Y tú mi refugio fuerte.
8Sea llena mi boca de tu alabanza, De tu gloria todo el día.
9No me deseches en el tiempo de la vejez; Cuando mi fuerza se acabare, no me desampares.
10Porque mis enemigos hablan de mí, Y los que acechan mi alma consultaron juntamente,
11Diciendo: Dios lo ha desamparado; Perseguidle y tomadle, porque no hay quien le libre.
12Oh Dios, no te alejes de mí; Dios mío, acude pronto en mi socorro.
13Sean avergonzados, perezcan los adversarios de mi alma; Sean cubiertos de vergüenza y de confusión los que mi mal buscan.
14Mas yo esperaré siempre, Y te alabaré más y más.
15Mi boca publicará tu justicia Y tus hechos de salvación todo el día, Aunque no sé su número.
16Vendré a los hechos poderosos de Jehová el Señor; Haré memoria de tu justicia, de la tuya sola.
17Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud, Y hasta ahora he manifestado tus maravillas.
18Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, Hasta que anuncie tu poder a la posteridad, Y tu potencia a todos los que han de venir,
19Y tu justicia, oh Dios, hasta lo excelso. Tú has hecho grandes cosas; Oh Dios, ¿quién como tú?

20Tú, que me has hecho ver muchas angustias y males, Volverás a darme vida, Y de nuevo me levantarás de los abismos de la tierra.
21Aumentarás mi grandeza, Y volverás a consolarme.
22Asimismo yo te alabaré con instrumento de salterio, Oh Dios mío; tu verdad cantaré a ti en el arpa, Oh Santo de Israel.
23Mis labios se alegrarán cuando cante a ti, Y mi alma, la cual redimiste.
24Mi lengua hablará también de tu justicia todo el día; Por cuanto han sido avergonzados, porque han sido confundidos los que mi mal procuraban.

Salmos Capítulo 72

El reino de un rey justo

1Oh Dios, da tus juicios al rey, Y tu justicia al hijo del rey.
2El juzgará a tu pueblo con justicia, Y a tus afligidos con juicio.
3Los montes llevarán paz al pueblo, Y los collados justicia.
4Juzgará a los afligidos del pueblo, Salvará a los hijos del menesteroso, Y aplastará al opresor.
5Te temerán mientras duren el sol Y la luna, de generación en generación.
6Descenderá como la lluvia sobre la hierba cortada; Como el rocío que destila sobre la tierra.
7Florecerá en sus días justicia, Y muchedumbre de paz, hasta que no haya luna.
8Dominará de mar a mar, Y desde el río hasta los confines de la tierra. 72
10Los reyes de Tarsis y de las costas traerán presentes; Los reyes de Sabá y de Seba ofrecerán dones.
11Todos los reyes se postrarán delante de él; Todas las naciones le servirán.
12Porque él librará al menesteroso que clamare, Y al afligido que no tuviere quien le socorra.
13Tendrá misericordia del pobre y del menesteroso, Y salvará la vida de los pobres.
14De engaño y de violencia redimirá sus almas, Y la sangre de ellos será preciosa ante sus ojos.
15Vivirá, y se le dará del oro de Sabá, Y se orará por él continuamente; Todo el día se le bendecirá.
16Será echado un puñado de grano en la tierra, en las cumbres de los montes; Su fruto hará ruido como el Líbano, Y los de la ciudad florecerán como la hierba de la tierra.
17Será su nombre para siempre, Se perpetuará su nombre mientras dure el sol. Benditas serán en él todas las naciones; Lo llamarán bienaventurado.

18Bendito Jehová Dios, el Dios de Israel, El único que hace maravillas.
19Bendito su nombre glorioso para siempre, Y toda la tierra sea llena de su gloria. Amén y Amén.
20Aquí terminan las oraciones de David, hijo de Isaí.

Salmos Capítulo 73

El destino de los malos

1Ciertamente es bueno Dios para con Israel, Para con los limpios de corazón.
2En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; Por poco resbalaron mis pasos.
3Porque tuve envidia de los arrogantes, Viendo la prosperidad de los impíos.
4Porque no tienen congojas por su muerte, Pues su vigor está entero.
5No pasan trabajos como los otros mortales, Ni son azotados como los demás hombres.
6Por tanto, la soberbia los corona; Se cubren de vestido de violencia.
7Los ojos se les saltan de gordura; Logran con creces los antojos del corazón.
8Se mofan y hablan con maldad de hacer violencia; Hablan con altanería.
9Ponen su boca contra el cielo, Y su lengua pasea la tierra.
10Por eso Dios hará volver a su pueblo aquí, Y aguas en abundancia serán extraídas para ellos.
11Y dicen: ¿Cómo sabe Dios? ¿Y hay conocimiento en el Altísimo?
12He aquí estos impíos, Sin ser turbados del mundo, alcanzaron riquezas.
13Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón, Y lavado mis manos en inocencia;
14Pues he sido azotado todo el día, Y castigado todas las mañanas.
15Si dijera yo: Hablaré como ellos, He aquí, a la generación de tus hijos engañaría.
16Cuando pensé para saber esto, Fue duro trabajo para mí,
17Hasta que entrando en el santuario de Dios, Comprendí el fin de ellos.
18Ciertamente los has puesto en deslizaderos; En asolamientos los harás caer.
19¡Cómo han sido asolados de repente! Perecieron, se consumieron de terrores.
20Como sueño del que despierta, Así, Señor, cuando despertares, menospreciarás su apariencia.

21Se llenó de amargura mi alma, Y en mi corazón sentía punzadas.
22Tan torpe era yo, que no entendía; Era como una bestia delante de ti.
23Con todo, yo siempre estuve contigo; Me tomaste de la mano derecha.
24Me has guiado según tu consejo, Y después me recibirás en gloria.
25¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra.
26Mi carne y mi corazón desfallecen; Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.
27Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán; Tú destruirás a todo aquel que de ti se aparta.
28Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; He puesto en Jehová el Señor mi esperanza, Para contar todas tus obras.

Salmos Capítulo 74

Apelación a Dios en contra del enemigo

1¿Por qué, oh Dios, nos has desechado para siempre? ¿Por qué se ha encendido tu furor contra las ovejas de tu prado?
2Acuérdate de tu congregación, la que adquiriste desde tiempos antiguos, La que redimiste para hacerla la tribu de tu herencia; Este monte de Sion, donde has habitado.
3Dirige tus pasos a los asolamientos eternos, A todo el mal que el enemigo ha hecho en el santuario.
4Tus enemigos vociferan en medio de tus asambleas; Han puesto sus divisas por señales.
5Se parecen a los que levantan El hacha en medio de tupido bosque.
6Y ahora con hachas y martillos Han quebrado todas sus entalladuras.
7Han puesto a fuego tu santuario, Han profanado el tabernáculo de tu nombre, echándolo a tierra.
8Dijeron en su corazón: Destruyámoslos de una vez; Han quemado todas las sinagogas de Dios en la tierra.
9No vemos ya nuestras señales; No hay más profeta, Ni entre nosotros hay quien sepa hasta cuándo.
10¿Hasta cuándo, oh Dios, nos afrentará el angustiador? ¿Ha de blasfemar el enemigo perpetuamente tu nombre?
11¿Por qué retraes tu mano? ¿Por qué escondes tu diestra en tu seno?
12Pero Dios es mi rey desde tiempo antiguo; El que obra salvación en medio de la tierra.
13Dividiste el mar con tu poder; Quebrantaste cabezas de monstruos en las aguas.
14Magullaste las cabezas del leviatán, Y lo diste por comida a los moradores del desierto.
15Abriste la fuente y el río; Secaste ríos impetuosos.
16Tuyo es el día, tuya también es la noche; Tú estableciste la luna y el sol.
17Tú fijaste todos los términos de la tierra; El verano y el invierno tú los formaste.

promesapromesa

18Acuérdate de esto: que el enemigo ha afrentado a Jehová, Y pueblo insensato ha blasfemado tu nombre.
19No entregues a las fieras el alma de tu tórtola, Y no olvides para siempre la congregación de tus afligidos.
20Mira al pacto, Porque los lugares tenebrosos de la tierra están llenos de habitaciones de violencia.
21No vuelva avergonzado el abatido; El afligido y el menesteroso alabarán tu nombre.
22Levántate, oh Dios, aboga tu causa; Acuérdate de cómo el insensato te injuria cada día.
23No olvides las voces de tus enemigos; El alboroto de los que se levantan contra ti sube continuamente.

Salmos Capítulo 75

Dios abate al malo y exalta al justo

1Gracias te damos, oh Dios, gracias te damos, Pues cercano está tu nombre; Los hombres cuentan tus maravillas.
2Al tiempo que señalaré Yo juzgaré rectamente.
3Se arruinaban la tierra y sus moradores; Yo sostengo sus columnas. Selah
4Dije a los insensatos: No os infatuéis; Y a los impíos: No os enorgullezcáis;
5No hagáis alarde de vuestro poder; No habléis con cerviz erguida.
6Porque ni de oriente ni de occidente, Ni del desierto viene el enaltecimiento.
7Mas Dios es el juez; A éste humilla, y a aquél enaltece.
8Porque el cáliz está en la mano de Jehová, y el vino está fermentado, Lleno de mistura; y él derrama del mismo; Hasta el fondo lo apurarán, y lo beberán todos los impíos de la tierra.
9Pero yo siempre anunciaré Y cantaré alabanzas al Dios de Jacob.
10Quebrantaré todo el poderío de los pecadores, Pero el poder del justo será exaltado.